Review | Belfast: la guerra civil desde los ojos de un niño

Una vez más, entre los nominados a los Oscar aparece una película que tiene de protagonista un niño. En 2019 fue Jojo Rabbit, una sátira a la Alemania nazi. Ahora es turno de Belfast, la autobiografía de Kenneth Branagh, dirigido por él mismo.

Basada en la guerra civil ocurrida en Irlanda del norte durante 1969, empujada por la religión, se enfrentaron la minoría católica del país y el lado protestante, que no estaba de acuerdo con las reformas del gobierno de ese momento.

Esto llevo a Reino Unido, y este sector en específico, a varios días de tensión donde cualquier cosa podía pasar, donde tus vecinos, podrías estar marcados de la noche a la mañana. Toda esta situación fue vivida por Branagh, que decide hacer su película más personal hasta la fecha.

Un pequeño de 9 años, teniendo problemas de niño de 9 años, envuelto en un enfrentamiento y conflicto ideológico que no llega a entender. Eso es Belfast.

Ficha Técnica

• Título Original: Belfast
• Año: 2021
• Fecha de estreno en Chile: 10 de marzo, 2022
• Duración: 98 minutos
• Dirección: Kenneth Branagh («Asesinato en el expreso de oriente», «Muerte en el Nilo», «Thor»)
• Guion: Kenneth Branagh
• Productores: Laura Berwick; Kenneth Branagh; Celia Duval; Becca Kovacik; Tamar Thomas; Andrew Wilson
• Música: Van Morrison
• Fotografía: Haris Zambarloukos
• Montaje: Úna Ní Dhonghaíle
• Actores y Actrices: Jude Hill, Caitriona Balfe, Jamie Dornan, Judi Dench, Ciarán Hinds, Lewis McAskie
• Género: Biografía, Drama, Historia
• Productora: TKBC
• Distribuidora: Focus Features

Tráiler

Sinopsis

Buddy, un joven niño de 9 años, vive con su familia obrera en un tranquilo barrio de Belfast. Todo parece un día normal, cuando la guerra civil estalla. Protestantes contra católicos, la mayoría contra una minoría.

Este hecho da vuelta la vida de Buddy, que no puede entender por qué algunos de sus vecinos que siempre quiso y se preocuparon de él, pasaron a ser personas odiadas por un grupo manifestante.

El tumultuoso resultado en 1969, hace que este inocente niño se vea obligado a tratar de entender algo que en su mente infantil no tiene explicación. Al mismo tiempo que trata de vivir su vida como un niño.

Problemas políticos e ideológicos se hacen el tema principal de la película, mientras cada vez se vuelve más obvia la idea de que tienen que dejar el hogar que siempre los acogió.

Veredicto: Recomendada

Belfast es una de las películas nominadas al Oscar como mejor película y además una de las favoritas para ganar. Esta muestra un mundo caótico, tal y como es la guerra. Pero es interesante como en vez de centrarse en el conflicto conocido, lo hacen desde lo desconocido.

La inocencia que representa un niño es un punto de vista muy interesante en las películas, ya que todo se ve con otro lente. El ejemplo de Jojo Rabbit (2019) en su caso presenta el régimen nazi a partir de un menor, que se ve envuelto en una relación con una joven judía.

El no tener claro las atrocidades que el país hace, y teniendo a la imagen de líder (Hitler), como alguien familiar y cercano, lo pone todo desde el punto de vista de un niño creyente. La diferencia con Belfast, es que Jojo Rabbit lo trabaja desde el humor y la sátira.

Buddy, la personificación de Kenneth Branagh en Belfast, usa aún más el factor de inocencia del niño. Si bien, es una obra autobiográfica de él mismo, muestra lo ajeno que es un menor a un conflicto en el que no debería siquiera estar entre medio.

Sin duda, es de las mejores cosas que entrega la película, porque le da un toque interesante a la trama, esa sensación de que de fondo muchas cosas están pasando. En ese sentido lo trabajan bien, porque se siente como si faltara constante información.

La idea de ver el conflicto desde los ojos de un niño, es precisamente eso, el no saber qué está pasando y qué pasará después. Belfast usa muy bien con esa incertidumbre. Sabemos que están pasando cosas, pero no nos enteramos qué son exactamente.

Esta visión infantil de su trama también es tal vez su debilidad, paradójicamente. Ya que, la idea es que no sepamos qué pasa, pero los acontecimientos se van tanto en la idea de la inocencia que el mismo peso del argumento se va con él.

Belfast pudo, fácilmente, ser un drama muy bien desarrollado y aún mantener la visión inocente del niño, pero usan tanto esta herramienta que pierde su propio poder.

Algunas escenas podrían ser mucho más impactantes y de peso, si la hubieran hecho bien son excederse en la ingenuidad. Irónico, porque el inicio y cerca del final de la película, logran poner esa inocencia en medio del drama armado y denso, pero en el desarrollo, se pierde.

Antes de pasar a lo que significa la cinematografía de la película, es pertinente primero hablar de los actores y actrices, que sin duda es lo mejor que da la cinta. Ya que sin estos, podría quedar una mala película.

Me detendré en cada uno de los actores, que según yo, marcan el tiempo y paso de la película, y que, como se relacionan constantemente, le dan ritmo al largometraje. Estos personajes son precisamente toda la familia de Buddy.

Dejando a Jude Hill al final, como la sorpresa de la cinta, partiré por sus padres. Caitriona Balfe (Outlander, Contra lo imposible), interpretando a la madre de Buddy, toma su rol como el lado más sentimental-nostálgico de la cinta.

Su actuación, sobre todo frente a las preocupaciones, frustración e incertidumbre, es completamente espectacular. Siendo un poco el peso de la nostalgia, su principal choque en la trama, ya que no quiere dejar Belfast.

Jamie Dornan (saga «50 sombras de Gray», «The Fall») es el padre de Buddy, y toma su rol como el padre que quiere lo mejor para su familia, aunque signifique no estar presente. Es quien lleva el quiebre en la película, ya que propone dejar Belfast.

Es quién trae el conflicto dentro de la familia, no por ser el villano, sino por proponer algo que nadie tenía pensado. Todo lo que hace, lo hace por la familia, cueste lo que cueste.

Dejando a los padres de lado, necesito dejar clara la importancia de los abuelos ahora (Judi Dench y Ciarán Hinds), estos son la piedra angular de la familia. Son la voz de la razón, son el discernimiento, la enseñanza e importancia de Buddy.

Entre todos, ellos dos son los personajes más ricos y sin duda, de los mejores actuados. Gracias a estos personajes, la familia puede continuar. Aclaran las dudas, y dan seguridad en que es mejor ser uno mismo, no importa donde estés. Tema que queda muy marcado en Buddy.

Judi Dench («Shakespeare apasionado», «Victoria y Abdul») es la abuela de nuestro protagonista. Es la matrona de la familia, enmarcando el cristianismo como único camino. Con un fondo interesante, y un final melancólico, da un peso ideológico a la trama.

Ciarán Hinds por su lado («Petróleo Sangriento», «Persuasión») es, según yo, el personaje más importante de toda la película. Es quién le da sentido a los cambios que ve y temen los personajes, sobre todo a Buddy.

Es básicamente quién le hace entender al niño, que a pesar de que muchas cosas pasen, siempre debe ser fiel a él, porque siempre será él. El abuelo es la máxima voz de la razón, le da aliento a la familia, a pesar de su delicada situación de salud.

Sin este personaje, y la interpretación increíble que nos da Hinds en su papel, la historia no podría avanzar más allá de lo que vimos. Gracias a él todo se mueve, y toda la enseñanza y sabiduría que entrega se puede aplicar a nosotros como público.

Por último, y no menos importante, Jude Hill. Es el niño que interpretó a Buddy, es el protagonista, y es una joya en bruto. Su actuación es excelente, será niño, su papel era ser el inocente, pero desde los momentos de diversión, hasta el mismo quiebre, es una espectacular demostración de habilidad.

Siendo su primera película, podría hacerle el camino a un gran camino en el cine, pues la interpretación del joven Hill está llena de energía, sinceridad y corazón. Como protagonista es lo que se espera, pero siendo tan joven es un logro que se necesita nombrar.

Dejando la trama y las actuaciones de lado, si nos referimos a la cinematografía, las cosas se dicen por sí solos. Kenneth Branagh puso especial atención a los detalles, a las tomas, simetría y profundidad.

Sus encuadres son perfectos, al punto de que no se puede evitar notarlos, porque están puestos ahí de manera magistral. Si ven Belfast les invito a notar, con detalle, cada una de sus escenas, planos y acción. Todo está cuidado milimétricamente.

Y esto se suma a una decisión interesante que es jugar con los colores. Toda la película está editada en blanco y negro, excepto partes particulares, principalmente relacionadas con el cine y el teatro.

Es de esperarse, al final sigue siendo la autobiografía de Branagh, y se nota como desde pequeño se vio familiarizado y cercano al cine. Durante la película hay muchas escenas de otras cintas de la época, que responden a la cultura pop de esa época.

Eso hace un juego interesante, ya que las únicas escenas coloridas eran las de las películas y el teatro, en contraste del blanco y negro permanente. Es un método que tal vez no tendría sentido, pero funciona para la película, le da una importancia única al cine.

Además, no solo como gusto y conocimiento del director en su niñez, sino que también como escape de la realidad por la que pasa en Belfast. Hay una escena en la que Buddy está viendo una película, que lo distrae mientras que, al fondo, se escucha el llanto de frustración de su madre.

Es un contraste a la realidad, es una escapatoria del conflicto, es la puerta al propio mundo donde nuestro pequeño protagonista puede estar tranquilo.

Por último, de encuadre quiero tocar la introducción del largometraje. Muestran Belfast, hoy en día, con colores y tecnología de hoy, mientras que dan créditos. Esas tomas son majestuosas, solo suceden al principio, pero cada una es realmente arte por sí solo.

Esa introducción, que durará unos 5-10 minutos, solo muestra el actual Belfast antes de saltar al pasado en blanco y negro. Pero el trabajo de cámara en ese inicio es todo lo que necesitas que te llame la atención si logras valorar lo que construye la imagen.

Desde este inicio hasta el final de la cinta, el trabajo de cámara y la música acompañará a la cinta. Van Morrison aparece con bastantes temas diferentes, en distintas escenas, acompañado de un instrumento de viento que va y viene a lo largo de la cinta.

Marcan ritmo, marcan sentimientos, posiciones y tensión. Si la música y la cámara pueden bailar al mismo ritmo, logran que la cinta no pierda energía, ni seguimiento.

En definitiva, y para terminar con esta larga reseña, Belfast es una obra cinematográfica de alto calibre. Que si bien, su propuesta es interesante, parece valerse demasiado de ella. Pero la inocencia de un niño siempre será interesante de hacer notar.

Si tuviera que definir la película en una palabra sería humana. Ver todo desde la visión de un niño, donde toca temas de familia, religión y conflicto. Buddy parece buscar darle un sentido a lo que pasa a su alrededor con información a medias.

La cinta es cercana, porque toca temas cercanos. Estar basado en un momento histórico, al mismo tiempo de ser autobiográfico, es decir, basado en hechos reales específicos, da aún más sensación de cercanía.

La guerra a los ojos de cualquier adolescente o adulto es más entendible, tanto en sus razones como consecuencias, pero de los ojos de un niño, es todo lo contrario. No saben por qué, dónde y cómo pasan las cosas, y tratan de darles un sentido.

Todos fuimos niños, todos tuvimos nuestras distracciones en la tormenta, todos tuvimos conflictos que en su momento no entendíamos. Belfast trata de contar eso, la inocencia de los niños en los temas de la vida.

AGRADECEMOS A ANDES FILMS POR LA INVITACIÓN PARA PODER REALIZAR ESTE REVIEW.