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Columna | Mostrar en vez de contar: El padre y su tratamiento narrativo sobre la demencia

El filme corresponde a la primera parte de una trilogía escrita y dirigida por el dramaturgo Florian Zeller

Si El Agente Topo de Maite Alberdi tocaría una fibra sensible al mostrarnos el estado humano y las complicaciones físicas y sociales que conlleva la vejez, la ganadora al osar por mejor actor y guión adaptado, El padre (2020), vendría a ponernos en la piel de unos de los problemas que afectan en mayor medida al adulto mayor, la demencia senil.

Son varios los artistas que dentro y fuera de la enfermedad han buscado retratar ya sea visual y sonoro los procesos de esa muerte prematura, el olvidar en vida lo que somos y fuimos. Autores como William Utermohlen o James Leyland Kirby han intentado plasmar el dolor y las formas que conlleva la perdida individual a través del tiempo, ese saturno devorando a su primogénito que hasta el día de hoy no tiene cura.

La lucha interna por la lucidez dentro de un páramo de imágenes sueltas y descontextualizadas es lo que hace brillar de manera «triste» al primer largometraje del director Florian Zeller (autor de la obra que da origen al film), quien junto a Christopher Hampton y un elenco reducido pero extraordinario de actores y actrices (Anthony Hopkins, Olivia Colman, Imogen Poots, Rufus Sewell, Olivia Williams, Mark Gatiss, Evie Wray, Ayesha Dharker), nos muestran de manera sórdida pero acertada las capas más próximas de esta enfermedad.

A nuestro alrededor pasan cosas raras, ¿no lo has notado?

La seguridad de una habitación conocida (para el protagonista) y el desarrollo clásico de las películas, nos hacen caer en la trampa de un relato común, una historia que girará entre la negación de Anthony (Anthony Hopkins) de dejar su hogar y de ser mantenido por otro (lo que marcaría el inicio de su fin) y su hija Anne (Olivia Colman), quién busca darle una mejor vida a su padre mientras intenta hacer la suya. Sin embargo, la realidad y el relato mismo del film pasará a construirse en un sin fin de raccontos y flashbacks que van mezclando, reimaginando y cruzando la información hasta llegar a un posible presente que más que causar tranquilidad por el momentáneo lapso de lucidez, desborda de inquietud y miedo por dejarnos ver que tan perdidos estamos.

A diferencias de otras enfermedades, la demencia no solo afecta al huésped, sino también al círculo de cercanos quienes tienen que ver como su ser querido los va olvidando. Desde episodios de violencia e incluso cambios en la personalidad, las nuevas interacciones van destrozando el núcleo familiar creando rencor y tensión como se puede ver en las interacciones de Anne con su padre, siendo importante recalcar la gran actuación de Colman para mostrar esa constante lucha que tienen que pasar los afectados, esa cara menos visible de la enfermedad pero que es igual de valiosa de rescatar.

Otro de los elementos fundamentales con que la obra enfatiza y muestra la perdida de la temporalidad es el movimiento del escenario, que al principio puede parecer acotado y pequeño pero que para Anthony representa el único apegó y apoyo temporal junto a su reloj. Los cuadros, habitaciones e incluso colores van cambiado sin que el protagonista se de cuenta, mostrando que solamente es un simple pedazo de carne fresca en una habitación limpia viendo pasar todo desde otros ojos.

¿Yo quién soy exactamente?

Un viaje a lo desconocido bajo la tensión incesante de reconstruir lo vivido, El padre es sin lugar a duda una de las mejores películas que nos ofrece el 2020, tanto por el tema que lo compone como también su desarrollo narrativo que ejemplifica de manera gráfica uno de los problemas más complicados y aterradores que podemos pasar. La universalidad del tema es tal que incluso ha recibido adaptaciones en varios países, siendo Chile ninguna excepción.

Sea un tema ajeno o cercano, el espectador podrá juzgar y entrar de lleno a este universo temático que tiene varios títulos en su historia con autores como Michael Haneke (Amor, 2012), Alexander Payne (Nebraska, 2013), Ingmar Bergman (Cuando huye el día, 1957), Adrián Suar (El hijo de la novia, 2001) o Noah Baumbach (Los Meyerowitz: la familia no se elige, 2017) que han abordado tanto los problemas mentales como la incertidumbre de la edad.

Claudio Vargas
Claudio Vargas
Grande Hideaki Anno, Osamu Tezuka y Moto Hagio.

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