InicioDestacadoReview | Tchia, la magia de Nueva Caledonia

Review | Tchia, la magia de Nueva Caledonia

La magia y ritmo de la isla tropical está en la palma de nuestras manos

Los juegos indie han sabido encontrar su lugar dentro de la industria de videojuegos y sus jugadores. Por ende, cada vez se apoyan más desarrolladores y título para su salida, naciendo juegos como Tchia, una carta de amor a Nueva Caledonia.

Es un título relajado y que todas sus mecánicas ayudan a sentir metro a metro todo el mundo y exploración del juego. Tchia es de esos títulos que avanzan a su propio tiempo, con un ritmo que ayuda a disfrutar del viaje.

Mientras que el principio se siente como una combinación entre una experiencia demasiado lenta, como un sobrecogedor mundo que explorar, logra llegar a un punto medio. La música y la inspiración ayuda a notar todo el esfuerzo y valoración que los mismos desarrolladores tienen con el título.

Adelantando, Tchia es una aventura mágica que dura lo justo y necesario, donde nunca se siente como un alargue innecesario. Si bien, tiene sus errores, el juego avanza de una manera tan suave que la inmersión te lleva a su final sin que te des cuenta.


Tráiler


Ficha Técnica

  • Título: Tchia
  • Lanzamiento: 21 de marzo, 2023
  • Publisher: Kepler Interactive, Awaceb (PC)
  • Desarrolladora: Awaceb
  • Formato de lanzamiento: PS4, PS5, PC (Steam y Epic Games)
  • Restricción de edad: Mayores de 12 años
  • Formato de lanzamiento adicional: $29.99 USD en PS Store, Gratis por la membresía PS Plus, $17.099 CLP en Epic Games
  • Formato de compra: Edición Estándar, Oléti Edition
  • Género: Aventura
  • Plataforma usada para su reseña: PlayStation 5

Requerimientos del sistema


Sinopsis

Tchia es una pequeña niña que vive con su padre en el archipiélago inspirado en Nueva Caledonia. Sus días parecen ser tranquilos y memorables hasta que un malvado mercenario llega a la fuerza para llevarse prisionero a su padre y entregárselo a un malvado dios, Meavora.

Así, esta aventurera niña se ve obligada a hacer frente a los problemas por sí sola y emprender una misión para rescatar a su padre. Esto la llevará a visitar todos los rincones de su isla, conocer a mucha gente y tomar decisiones para salvar a su padre.

Pero no está indefensa, ya que al momento que se llevan a su padre, despierta una ancestral magia que dormía dentro de ella. Con esta puede hacer saltos espirituales, poder que le permite tomar posesión de seres vivos y objetos inanimados.

¿Cuál es el origen de sus poderes recién encontrados y por qué ella está destinada a usarlos? ¿Qué relación guarda Tchia con Meavora? ¿Hasta dónde llegará esta épica odisea por el colorido mundo tropical?


Experiencia

El colorido mundo de Tchia está lleno de contrastes. Al principio, cuando inicias la aventura, se siente como algo que será de tirada lenta. Pero mientras más entras en las variadas mecánicas que entrega y te das cuenta de todas las cosas que puedes hacer, simplemente te atrapa.

Es fácil reconocer títulos hechos con amor, cariño y respeto. Creo que como jugador, esos aspectos salen a la vista en tus primeras horas de juego. Este título desarrollado por Awaceb es precisamente eso, es una carta de amor a Nueva Caledonia, a su cultura y lo que representa.

Antes de partir el título, los desarrolladores te cuentan un poco más a profundidad el título, y de ese modo uno lo aprecia de otra manera. La manera en que lo trabajaron, tomando toda la cultura real, tanto sus creencias como su idioma.

Y es que sí, Tchia está hecho con el máximo apoyo cultural de este archipiélago. Es tal el compromiso que los actores y actrices de voz, son personas nativas del lugar. Entonces, todo el título vas escuchando su idioma, encariñándote con su cultura.

Como experiencia, Tchia es una aventura cultural, que le da un espacio, no solo a la creación geográfica de su mundo, sino que también le da espacio a su vida. A todo esto le sigues la pista mediante el Diario, un apartado del título que va guardando lo que encuentras.

Ya sean lugares de importancia, temas de interés, actividades, fauna y flora, todo el título es un constante explorar, encontrar y aprender. Se transforma en una experiencia bastante limpia, linda y única, ya que su ritmo es muy específico.

Todas sus mecánicas sirven para ese propósito: el literal perderte en estas tierras y encontrar su camino en él. Por ejemplo, no hay un minimapa que te guie, ni un marcador que indique donde estás parado, lo más cercano es que Tchia te diga dónde estás «más o menos», lo cual da una sensación de libertad y exploración realmente único.

Como toda su experiencia se maneja a partir de esto, se siente como una misión que no sabes para donde te llevará, pero que sigues. Y lo mejor es que responde a la magnitud del mismo mundo.

La exploración la puedes hacer de distintas maneras, pero no importa como decidas hacerla, se siente como está equilibrado todo, de inicio a fin. El mapa no es ni demasiado grande, ni demasiado pequeño, cada paso que das, cada movimiento tiene un sentido en sí mismo.

Y si bien, la mayoría de la aventura no te encuentras acompañado por música, cuando lo estás le da todo un nuevo matiz. La música folclórica de Nueva Caledonia llena el espacio, por lo que está de más decir, que la música en sí cumple un rol fundamental de la experiencia.

Conectar a través de la música

La música no es algo que se pueda tomar a la ligera en este título, pues no es solo una actividad secundaria y tampoco un minijuego. Durante Tchia, la música es la manera en la que nuestra pequeña protagonista tiene para vincularse a las personas.

No es solo un recurso para hacer más entretenido el juego (que sí lo es en parte), sino que también es la forma en la que Tchia entiende que: «no importa que su padre esté prisionero, ella no está sola«.

La música siempre ha tenido un fondo importante con las personas, y creo que este título lo entiende mejor que muchos otros. No solo hablamos respecto a conectar con otros seres humanos, sino que con ancestros que ya no están en la tierra, criaturas ancestrales, los animales, todo.

Esto hace que no sea de extrañar que su instrumento sirva para más que solo tocar música o notas, tomando en cuenta la misma mecánica musical del juego, con una Tchia llevando un ukulele a todos lados, sino que en sí misma tiene cualidades mágicas que vas aprendiendo a lo largo del juego.

La música es el puente entre las personas, es el vínculo que nos hace recordar que no estamos solos, es el lenguaje, que no importa lo distinto que seamos, todos entendemos. La música conecta el mundo de Tchia y creo que también podría conectar el nuestro.

Si juegas este título, te recomiendo algo: cada vez que te enfrentes a una parte musical, disfrútala, siéntela, mira a los personajes, conecta con ellos. Ese es el objetivo al final, no estamos solos y este videojuego lo entiende.

Un mundo vivo y listo para ser explorado

Dejando de lado el tema de la música en este título, creo que hay que reconocer cuando un mundo se siente vivo también. Es raro, pero hace mucho tiempo no sentía un mundo con tanta alma como este, siempre está en movimiento.

Es cercano, es nuestro, está al acceso de nuestras manos, cambia de noche a mañana, de mañana a tarde, la gente vive en este lugar. Animales y plantas también encuentran un lugar en este mundo, listo para ser explorado.

A lo largo del mapa hay puntos elevados, que podemos entender como Atalayas, que nos ayudan a saber qué nos rodea, no porque lo veamos realmente, sino porque lo sentimos. Un grito en aire lo escucharán todas las cosas que estén cerca.

Este mundo inspirado en Nueva Caledonia está lleno de cosas qué hacer, desde desafíos de piqueros, hasta el encuentro de frutas que aumentan nuestra resistencia. Encontramos torres de rocas para aprender magia, encontramos artesanías que solo refuerzan la sensación del mundo.

No mentiré que uno, cuando está partiendo con la meta de completar todos los lugares, se siente desbordante y cansador, pero el título sabe dirigir. Te toma de la mano, te permite detenerte, pensar, respirar, dormir, comer. Gracias a esto, Tchia logra, a pesar de tener su propio ritmo, adecuarse a ti.

Diría que es un juego que crece, según lo que el jugador quiere que crezca, por lo que personalmente diría que este juego está hecho para sesiones cortas de juego, en dónde de verdad puedes apreciar, por un rato, la magnitud, magia y cercanía que se siente.

Si tuviera que definir el mundo, siento que lo llamaría tierno, familiar, cercano. Eso es lo que representa el juego, con sus personas, la vida y el movimiento. Son la brisa, las olas y un mundo por descubrir. El hecho que no cuente con un tradicional minimapa, o un marcador que muestre donde está el personaje le da un matiz único. Este es tu mundo, este es tu juego, este es tu tiempo.

El mensaje de la vida

Con todo lo anterior dicho, y por muy abstracto que parezca, aún hay mucho más por decir, pero quiero detenerme especialmente en la historia. Esta no se separa de ninguna de las cosas que dije anteriormente, solo la refuerza.

La búsqueda, la familia, el aceptar que los vínculos pueden acabar no importa el motivo, y uno tiene que aprender a vivir con eso. El no rendirte en lo que deseas, en saber de dónde vienes, quién eres, o tan solo qué quieres representar.

Su historia se acomoda a esto, a superar, a convivir, intentar cosas que en primer lugar parecen imposibles, invita a vivir. Siempre he encontrado interesante como la vida te prepara (o no) a sus mismos acontecimientos, y muchas veces solo queda adaptarse.

Tchia es una aventura que está hecha para las personas que tal vez están buscando una respuesta, que quieren experimentar cosas. Creo que invita a no darle la espalda a los problemas, sino que afrontarlos, sobre todo cuando engloban a personas que te importan.

Se nota el amor que se le puso a la cultura y mundo de Nueva Caledonia, como decidieron demostrar un lugar con magia y vida, conviviendo al mismo tiempo. Una vez que terminé el título, no sabía qué decir, pero mientras más tiempo le doy a la reflexión de este, más me doy cuenta de que ese era el objetivo: que dejara una marca.

A pesar de todos sus problemas, limitaciones, lentitudes o densidades, es un juego hermoso, más allá de lo visual, si no que internamente. Toca un lado humano, es cuidadoso y gentil, no te tira todo de golpe, al contrario, te permite recibirlo y decantarlo a tu velocidad.

Sinceramente, agradezco haber probado Tchia, no sé si es una experiencia que me cambio la vida, diría que no, pero sí es una experiencia que disfrute. Conecté con su mundo, su gente, su historia y estoy feliz de haberlo hecho, pero no creo que sea un juego para todos.


Veredicto: Bueno

Lo Bueno

  • El juego entrega una aventura que demuestra las maravillas que se pueden crear en la industria de los videojuegos.
  • La música, además de estar bien usada, tiene una especial relación con la conexión entre personas.
  • El mundo es colorido y hermoso, que representa la magia tropical.
  • Su ritmo y forma de exploración se siente natural en su mundo.
  • Es una tierna experiencia, llena de vida y significado.
  • Está hecho con amor y respeto a Nueva Caledonia y su cultura.
  • Hay una constante sensación de libertad en el mundo y como se aborda a sí mismo.

Lo Malo

  • Se siente lento en su principio, y su manera de presentar el mundo se siente especialmente abrumadora.
  • Largas sesiones pueden volver la experiencia más cansadora.
  • Probablemente, no sea para todos.

Tchia es un título especial, que intenta y propone una gran variedad de elementos que hacen su experiencia completa, una gran aventura. Va desde la manera en la que trata su mundo, hasta como hace al jugador relacionarse en él.

Tiene claro su ritmo y onda, sabe lo que quiere contar y cómo hacerlo, volviéndose una de esas joyas que aparecen cuando no les tienes mucha fe. Cuando hablamos de este título, tocamos muchos temas que hacen un juego, una experiencia, porque lo es, una gran experiencia tropical.

La libertad que sientes en este juego es única, cada escalada, corrida, planeada y buceada cuenta con su propio ritmo, sin mayores límites. Sus personajes son entrañables, su historia es atrapante y su jugabilidad fuerte, todo si le das un par de horas de desarrollo.

En definitiva, Tchia es un juego que invita a explorar, aprender y sentir, que no tiene miedo en mostrar, pero tampoco te presiona a ver. Se siente como si respetara tu tiempo, tus decisiones y la forma en la que lo abordas.

Enseña la importancia de los vínculos, de la conexión entre personas, todo mediante el recurso musical que llena de magia cada escena. Es divertida, completa, llena de sorpresas, es familiar, tierna, te acompaña y se mueve contigo.

Es un indie que logra conectar como pocos juegos independientes logra, poniendo a tu disposición una gran cantidad de herramientas que puedes usar como te parezca. Realmente es un juego especial, que si crees que te puede impresionar, deberías darle una oportunidad.

Si eres parte de la membresía de PS Plus, debería ser un juego que debes probar. Estar dispuesto a encantarte es el primer paso, vivir la magia de Tchia es el objetivo final, un lugar donde personas, espíritus, animales y plantas, conviven.


AGRADECEMOS A AWACEB POR EL CÓDIGO DE PRENSA EN PS5 PARA REALIZAR ESTE REVIEW.

Comentarios del Crítico

Tchia es un juego que logra tomarte de la mano y llevarte en una experiencia mágica, donde la libertad, los colores y la vida se unen, en una aventura que repasará Nueva Caledonia y su cultura de manera familiar, entretenida y soñadora.
Ignacio "Kairos" Riveros
Ignacio "Kairos" Riveros
Tengo 25 años. Desde que tengo memoria he sido parte del mundo del gaming, partiendo con la primera consola de Sony, PlayStation. Desde ahí me he hecho más parte de este mundo, agregando mis gustos por el cine, la animación japonesa y el manga.

Próximos eventos

¡Siguenos!

16,865FansMe gusta
1,841SeguidoresSeguir
650SeguidoresSeguir
800SeguidoresSeguir
729SeguidoresSeguir

Te recomendamos leer:

Tchia es un juego que logra tomarte de la mano y llevarte en una experiencia mágica, donde la libertad, los colores y la vida se unen, en una aventura que repasará Nueva Caledonia y su cultura de manera familiar, entretenida y soñadora.Review | Tchia, la magia de Nueva Caledonia