Estando encerrado no tengo muchas que hacer más que ver series, películas, estudiar, trabajar, leer libros pendientes, bueno, sí son muchas cosas que hacer, pero aún estar encerrado me genera ansiedad ya que igual y como la mayoría adopté la modalidad de cuarentena preventiva desde hace ya dos meses, entre tanto he buscado otras formas de pasar el rato con mi sueño cambiado, empecé a enfocarme en diferentes directores, como David Lynch o Nolan, pero Wes Anderson siempre será una parte interesante de analizar.

Y lo digo de esa manera, porque podemos ver su cine de una manera espectacular, una forma diferente, sus enfoques lejanos, su forma de enfocar a los personajes o posicionarnos de manera estratégica mezclados con el ambiente, su increíble stop motion, que siempre incluye en sus películas y por sobre todo, los actores que ocupa en sus películas, aún así en Chile sus películas son muy infravaloradas por el publico chileno en general y las cadenas que tenemos aquí, pero tranquilos que siempre podremos encontrarnos con el Wes en su cine de arte de confianza.

Mi primer acercamiento con las obras de Wes fue Fantástico Sr. Fox, que probablemente fue el acercamiento que tuvieron la mayoría con el director, pero en verdad me enamore de su arte por medio de El gran hotel Budapest (mi favorita), el chico de Lobby en verdad se lleva toda la gloria de la película, junto con los colores y los planos que demuestran la distancia entre los personajes.

Mientras escribía esta columna volví a ver la película Viaje a Darjeeling, que trata sobre unos hermanos que no se ven hace mucho y uno de ellos invita a los otros dos a un tipo de viaje espiritual por la India, si bien las cosas no salen como quieren, en verdad, yo como espectador sentí que viajaba con ellos, sin mencionar que también nos brinda un vistazo la cultura del país. Mientras que en Moonrise Kingdom tenemos una vista bastante limitada a la vida de los habitantes de una isla, con un toque tragicómico, la mayoría de los personajes parecen tener una vida bastante penosa, llenos de rutinas repetitivas, hasta que las cosas cambian y se empiezan a aventurar, se atreven a cambiar para tener un final que los complementa y terminar de cierta manera «felices».

Isle of Dogs es otra de sus películas que veo cada vez que puedo, pero la primera vez que la ví fue en el cine arte de Viña del Mar, ya que, para variar, no llego a las grandes cadenas de cine. En Isle of Dogs, Anderson juega mucho con la vida y la muerte, pero no es algo que se refleje mucho en los personajes principales, sino que se refleja más en el ambiente, al ser un stop-motion hay muchas cosas que se pasan por alto en primera instancia, por lo cual es bueno volver a ver la película (spoiler: la escena de donde preparan sushi es un claro ejemplo de eso). La película también resulta ser un viaje cultural y de aprendizaje personal.

The Life Aquatic with Steve Zissou es una mezcla de stop-motion con live action, más live diría yo, porque el stop motion es perfecto para los detalles y una vez más Wes me sorprendía, esta vez con un barco y sus tripulantes, pero la mejor magia de todas era el set de la película, en las escenas donde se el ve el barco abierto, es realmente un set completo, chupate esa CGI. Aunque en mi escala de Wes Anderson ocupa el último lugar.

Aparte de todo eso no quería hablar mucho sobre los cast de actores que usa para sus películas, pero los papeles principales, secundarios o mi de Bill Murray son una joya y la maravillosa Tilda Swinton.

Ahora sí, enfocándome en el titulo y para explicarlo de mejor manera, realmente el arte de Wes me parece terapéutico y encantadoras (aunque sean tragicómicas), son películas que puedes disfrutar solo, acompañado, pueden ser una película de domingo como pueden ser esas películas que te pican por ver después de media noche. Puedes verla más de una vez y seguir encontrando cosas que pasaste por alto por primera vez. Puedes disfrutar tanto de sus películas con actores como sus stop motion, pero ojo, no me atrevería a decir que son para niños.